Universidad de Chile sigue escribiendo su historia internacional con paso firme. Este miércoles, selló su clasificación a los octavos de final de la Copa Sudamericana tras caer 2-1 ante Guaraní en Asunción, resultado que no empañó la contundente ventaja obtenida en Santiago. Con un global de 6-2, el equipo chileno dejó atrás los 16avos y ya empieza a palpitar lo que será una serie cargada de historia y expectativa frente a Independiente.
El partido comenzó con un Guaraní más atrevido, decidido a limpiar la imagen que dejó en la ida. Desde los primeros minutos buscó presionar alto, incomodar al visitante y hacerse dueño del trámite. Pero fue Universidad de Chile quien golpeó primero. A los 3’, Lucas Assadi aprovechó un error en la salida paraguaya y definió cruzado para el 1-0 parcial que parecía sentenciar, aún más, la eliminatoria.
Sin embargo, Guaraní no bajó los brazos. Con más ganas que claridad, se adueñó de la pelota y comenzó a merodear el área rival. Universidad de Chile, cómoda con el resultado global, apostó por la posesión y los pases seguros, sin apurarse en atacar. El local no encontraba profundidad, hasta que sobre el final logró traducir su insistencia en goles: Torales marcó el empate a los 84’ tras un rebote en el área, y él mismo puso el 2-1 definitivo a los 89’ capitalizando una desconcentración defensiva.
El equipo chileno, aunque sin el brillo de la ida, supo sostener el resultado y cerrar la serie con autoridad. El pase a octavos nunca estuvo en duda, y el cierre en Paraguay sirvió como rodaje para lo que viene. Guaraní, por su parte, se despidió con dignidad, mostrando una versión más combativa y dejando una mejor imagen ante su gente.
Ahora, el horizonte azul apunta hacia Independiente. El conjunto argentino viene de eliminar a Real Tomayapo por penales y será el rival en una serie cargada de historia: dos grandes que ya se cruzaron en otras ediciones, y que prometen ofrecer un duelo intenso, táctico y con sabor a clásico sudamericano.
La U sabe que será una prueba de fuego. El Rey de Copas tiene peso internacional, y enfrentarlo implica otra exigencia. Pero el equipo chileno llega con confianza, solidez y una idea clara. Los octavos ya son una realidad… y el choque con Independiente, una ilusión que empieza a tomar forma.
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